Esta es la flor que figura en el escudo de la Pcia. de Neuquén, las hay de color Lila y estas, crecen en forma silvestre, al costado de arroyos, rutas, etc.
Los parámetros de la toma son:
Modelo de cámara Canon EOS 7D
Firmware Firmware Version 1.2.1
Modo de disparo Exposición manual
Tv (Velocidad de obturación) 1/125
Av (Valor de abertura) 5.0
Modo de medición Medición promedia ponderada central
Velocidad ISO 100
Objetivo EF28-135mm f/3.5-5.6 IS USM
Distancia focal 70.0 mm
Tamaño de la imagen 3888x2592
Calidad de la imagen MRAW
Flash Desactivar
Bloqueo FE DESACTIVAR
Modo Balance de blancos Automático
Modo AF AF AI foco
Modo de selección de área AF Selección manual
Estilo foto Fiel.
Equivocadamente la había subido con "c" pero su nombre es en honor de José Celestino Mutis. Así que Mutisia. Y tiene una leyenda Hace mucho tiempo en los fértiles valles de la Cordillera de los Andes, dos tribus enemigas irreconciliables, que guerreaban a menudo y no terminaba nunca el rencor entre ellas.
Sucedió que el joven hijo del cacique de la otra se enamoraron locamente, pero no podían tratarse a menudo y verse abiertamente por el odio que existía entre sus padres.
Una oscura noche, la machi (hechicera) vigilaba junto al rehue (altar) durante el camaruco.
De repente rompe el silencio el graznido del pun triuque (chimango de la noche). La machi se estremece, pues sabe que es un grito de mal presagio. Mira a su alrededor y escucha un ruido sospechoso. Observa atentamente y ve a la querida hija del cacique, que escapa sigilosamente con el hijo del cacique enemigo: ese era el peligroso suceso anunciado por el pájaro agorero.
La machi cree que esa acción merece ser castigada, pero antes de comunicar al padre la fuga de su hija, consulta con el pillán o deidad de su devoción:
- ¿Debo o no, dar parte del rapto al padre de la niña?
- Sí - contestó el pillán.
La machi corre entonces al toldo del cacique y delata la fuga. Enseguida se escuchó por segunda vez el alarmante grito del pun triuque.
Muy enojado, el padre ordena la persecución y captura de los enamorados. Pronto son apresados, y ante la presencia de toda la tribu son juzgados y condenados a muerte. El no participar del odio que tienen al enemigo, es para ellos un gran delito.
Ante tal sentencia el pun triuque gritó afligido y doliente por tercera vez, pero nadie lo escuchó.
Ambos jóvenes fueron atados a un poste y con lanzas y machetes entre gritos e insultos, todos se lanzan contra ellos, dándoles la más cruel de las muertes.
A la mañana siguiente, los ejecutores de este bárbaro crimen quedaron asombrados al ver que en el lugar del suplicio de los jóvenes enamorados, habían nacido unas flores nunca vistas hasta entonces: hermosas flores de pétalos anaranjados.
- ¡Quiñilhue! - gritaron los primeros que las vieron.
Y con ese nombre: Quiñilhue, se conoce desde entonces a la flor que produce una enredadera, que se abraza y trepa por los árboles, como se abrazaban la pareja de enamorados.
Avergonzados y arrepentidos, los mapuches empezaron a venerar esa flor, llamada mutisia por los blancos. Las almas de los jóvenes, amparadas por el Futa Chao en el país del cielo se amarán por siempre, mientras esa delicada flor de pétalos rojos nos recuerda su martirio, dado por hombres injustos.-
Linda no?
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