En las Sierras de Córdoba, como guía una monja ( si, una religiosa y de verdad) como guiados tres "fotografos ", Fernado Ficetti, Agustin Olmedo y yo, la guia nos señalaba con el dedo donde estaba el Ñacurutu en la piedra, y nosotros mirabamos sin ver con cara de idiotas.
Al menos me quedé tranquilo, entendí por que nunca habia logrado ver uno, su camouflage es increible en las piedras. Gracias a la generosidad de Fernando Ficetti, que compartió conmigo el dato para poder ver esta preciosura y la compania de Agustin Olmedo.
Nino querido, qué gratos recuerdos... cuántas anécdotas nos depara este vicio de la Fotografía, cuántos momentos compartidos. Hermosa foto, pero me parece que se nos fue la mano con el pega-pega, el otro día pasé por el lugar y el esqueleto sigue pegado ahí... ja.
Abrazo grande.