Esta hermosa ave vive todo el año en antártida. Forma bandadas de un par de decenas de individuos, muchas veces se suma a otras de Gaviotín Antártico, sobre todo cuando hay krill en la superficie del mar.
Anida en huecos de las paredes rocosas, casi inaccesibles, la foto es justamente del momento que este petrel regresa al nido.
En su ambiente característico, el frío y la nieve es parte de su día a día.
Al posarse pasan prácticamente desapercibidos.