De todas
las técnicas fotográficas, la submarina es sin dudas la que más me gusta. Y
fotografiar lobos en su hábitat más aun. La dificultad es máxima y la adrenalina también
pero la felicidad que me genera lo vale. Aguas frías, moviéndose, animales que
se mueven muy rápido, estar atentos al buceo en sí y a la fotografía, hacen que
uno finalice la inmersión con una excitación importante.