Se había ido el Yacupoí y yo me había internado una veintena de metros fuera del sendero. Levanté la cabeza para girar y volverme cuando lo ví y no podía creer lo que tenía en frente. Cerca, a baja altura. Estoy seguro de que me vio primero, por eso ese giro de cabeza, luego la levantó y se fue hacia lo alto de un árbol ya invisible para mí por las ramas. Nunca cantó, me dejó con las ganas, pero me regaló este y otro disparo que, estoy seguro, fueron el registrazo de mi viaje.
Sí, cuando salí lo consulté con un guardaparque. Me dijo que lo habían visto ya y que no publicara georeferenciada la foto. Acabo de ver que borré todos los metadatos.