La rutina de amanecer en el campo durante los viajes de avistaje es algo a lo que acostumbrarse.
Se duerme poco y se aprovecha hasta el último minuto de luz.
Y cuando esta se va, se sigue pajareando con luz artificial buscando las aves nocturnas.
De vez en cuando, surge una foto no buscada, pero que el ojo adivina atractiva en cierto modo.
En las afueras de Indañe, camino a Calzada, visitamos un humedal reducido a algo poco mayor que una charca por la sequía.
Unos patos Cutirí comenzaban también su dia.
Monopie, cuadro completo y revelado en Lr.
Saludos!