En una escena muy interesante, junto al río, había frondosos árboles y enredaderas impenetrables a través de los que nada se podía ver...
Pero caminaba junto al río el majestuoso Yaguareté y a el lo seguíamos con nuestras cámaras, de repente al pasar por detrás de los árboles, todos quienes se refugiaban en el, ¡aparecieron de repente!