Después de la gran tormenta de la primer semana de diciembre fuimos con Marta a Palermo, y encontramos un par de garcitas que habían caido del nido, no vimos padres cerca y esta entre las palmeras, a nuestra altura me sugirió desamparo , y si no comento el pecado de soberbia de pensar que somos los únicos sobre la tierra con capacidad para pensar, creo que ella tenía insertidumbre por no saber como sobreviviría, ojalá lo halla logrado