Esta es la vista del famoso Canal de Beagle. Sacada desde la popa del buque mientras nos alejábamos de Ushuaia con rumbo al este. Aunque parezca mentira eran casi las diez de la noche cuando la tomé. Este viaje fue un buen broche para un año de muchas aventuras entre pájaros. lo disfrute mucho y ahora se me plantea un dilema para el 2016, como hacer para no bajar la puntería con mis destinos. Pero les voy a contar un secreto, este año me espera un destino anhelado. Un continente que concentra todos mis deseos y ocupa me cabeza. Al lado del teclado con el que les escribo estas palabras hay dos piezas muy importantes que decoran mi escritorio. Una es una reciente adquisición, un trozo de madera del faro del fin del mundo original, el de 1884. En el agujero del que debe haber sido un clavo, coloque la pluma de Petrel a modo de lapicero. El otro objeto es un trozo de madera de un bote ballenero abandonado en una playa interior de la isla Decepción, en Antártida. La línea imaginaria que une ambos lugares es conocido como Paso Drake, un salto de casi mil kilómetros del mar más furioso y profundo. Ese será el camino que deberé desandar este año para regresar a aquel lugar tan deseado. Que así sea...
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