Tema: TAGUATO


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Ultima respuesta por Matias Ferroni el 10/01/2008 a las 17:58 Ir a la ultima respuesta

  09/01/2008 11:46 pmtema inicial  
Fuera de línea elvira dezorzi
TAGUATO
Ultima edición el 09/01/2008 11:48 pm
Tuve un taguató alojado en mi casa durante casi un mes. Lo cacé con la avidez del coleccionista. Era como una joya.
Estaba al alcance de mi mano, aleteó posándose en el suelo, los perros se le fueron encima, los eché, pensé que agonizaba, recostado contra la rabadilla, las garras para arriba, el pico abierto. Trapo arriba y al jaulón.
Después, la observación. Las alas se plegaban sin simetría, así que, al veterinario de los pájaros (no uno, tres). Coincidieron en que se trataba de un halcón peregrino, le inmovilizaron el ala, fracturada por un balín, y de nuevo al jaulón.
Pero yo dije que tuve un taguató y un taguató fue lo que tuve. Así lo dijo un práctico alegando la redondez de las plumas de la cola. Y, sin pretensión de escoger entre la ciencia y la experiencia, así lo digo yo después de comparar el sonido de su grito, que aparece en esta página, con el que escuché sobre mi casa, como se verá, en el curso de una verdadera invasión, ya que mi individuo nunca hizo oir su voz mientras estuvo en el jaulón.
Durante los veintiocho días que estuvo en pensión comió, con mucho disgusto, carne de vaca picada, pechuga cortada en tiras e hígado de pollo. No cogote, ni bife de vaca, ni paloma muerta ni herida, recurso este último al que apelé, me refiero a herir la paloma y me averguenza decirlo, in extremis, cuando creí que iba a morir de inanición y de rabia, mirando hacia afuera desde el jaulón.
Y no comía de una tapita, o un platito, o del piso de la jaula. La carne que aceptaba era sólo la que encontraba en una hoquedad de la rama en que se posaba, de tan orgulloso que era, que sólo se alimentaba de lo que parecía producto de la caza de su vida en libertad.
Nunca me reconoció pero tampoco me temió. Se quedaba muy digno parado en su horqueta, sin hacer ningún movimiento mientras le acercaba la carne, que sólo comía después de un buen rato, como al desgaire y yo lo miraba con un largavista desde adentro de mi casa.
Se sacó ella sóla el vendaje del ala, y digo ella, porque seguro era una hembra. Lo digo porque el mismo día que voló se enloqueció y entró a darse golpes contra la jaula al verme acercar con un vestido de colores. Me puse el jean y una remera y sanseacabó. Con esa ropa desteñida dejaba de ser competencia.
Es que ellos la vinieron a buscar, su pareja, su hermano, sus amigos. Mi hijo me llamó al trabajo para decirme que en casa teníamos una invasión de "halcones peregrinos". Cinco de ellos hacían caídas en
picada hacia mi casa, como si reclamaran la liberación de su novia, su hermana o su amiga, y por el teléfono escuché sus gritos, idénticos al que aparece en la página.
A la tarde, mientras la observaba después del episodio de las pilchas, ví
que otro taguató se posaba sobre el jaullón, y entonces me decidí a abrirle la puerta. Voló hacia arriba y adelante, pasó tras la araucaria del vecino y se perdió de mi vista.
Desde entonces no las he vuelto a ver, ni a ella ni a la bandada. Sólo durante las mañanas bien cálidas escucho, muy a lo lejos, su conocido grito.
De recuerdo, me quedó una bonita pluma de su cola, marrón y blanca, como veteada.

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Elvira Dezorzi


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  10/01/2008 9:50 amrespuesta #1 
Fuera de línea Jorge Romeo Gieco
RE :TAGUATO
Hola Elvira, me encantó el final de tu relato...suerte que tenías un jaulon en tu casa...bienvenida a FNat.

Saludos...Jorge.


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  10/01/2008 5:58 pmrespuesta #2 
Fuera de línea Matias Ferroni
RE :TAGUATO
Espectacular relato!
Gracias por compartir tus vivencias!

saludos, matias


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