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15/08/2009 6:39 pm | tema inicial |
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Estaría en riesgo de extinción. La advertencia es del biólogo Norberto Oldani. Las causas: la pesca descontrolada y los cambios que provocó Yacyretá en el río Paraná. La situación de las demás especies tampoco es alentadora.
El biólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Norberto Oldani, manifestó que es delicada la situación poblacional del surubí y de otras especies ictícolas del río Paraná. La advertencia se corrobora con el testimonio de pescadores y lugareños, principalmente en Santa Fe y Entre Ríos, donde la pesca es una de las actividades económicas más importantes.
“(La situación) está cada vez peor”, dijo Oldani. “En vez de tener más sábalos, tenemos menos y hay más especies en mal estado de conservación”, continuó. “Ahora se firmó un decreto (provincial) que estaba preparado para fines del año pasado y por burocracia se demoró, que tiene como objetivo paliar la situación, ya que se estuvo exportando sábalos y el resto de las especies sin ningún tipo de control”. El año pasado se autorizaron 14.000 toneladas y se exportaron 10.000. “Esto quiere decir que se autorizaron más toneladas de las que el río podía proveer”.
En la actualidad Santa Fe cuenta con 14 industrias pesqueras, Entre Ríos tiene cuatro y Buenos Aires dos.
Los pescadores advierten cada vez menos ejemplares juveniles y menos larvas en la época de primavera-verano en el río Paraná, lo que refleja claramente que la cantidad de las especies está cayendo. Y en el caso del surubí, al igual que el dorado, la situación es peor porque son peces de valor comercial y deportivo.
El testimonio de Luis Cosita Romero, pescador de oficio e integrante de un emprendimiento de turismo comunitario denominado Baqueanos del Río, es elocuente. “La pesca industrial no es selectiva, entonces si bien intentan capturar ejemplares de sábalo; en las redes caen otras presas como surubíes y dorados. Si no se regula esta cuestión, en pocos años se producirá un colapso de toda la pesquería”, lamentó.
La pesca tiñe toda la vida económica, cultural y artística de los entrerrianos, con especies emblemáticas como el surubí, el dorado y el sábalo, considerado el “forraje” fluvial, porque el resto de la cadena trófica depende de sus huevas y alevinos para la alimentación. En este contexto “el surubí depende del sábalo. Si éste desaparece otras especies serán las que ocupen su lugar”, explicó Cosita Romero. “Debe haber 1.000 kilómetros de redes surcando el Paraná, en algunas lanchas llevan hasta 500 metros por pescador, entonces están colando el río”, remató.
Qué hacer
Recordó Oldani que en algún momento se llegó a exportar 45 mil toneladas de sábalo, “reventaron el recurso” y ahora dicen 10 mil “porque no hay más”. De todas maneras es optimista sobre la recuperación del recurso “con manejo” y descree de la siembra prevista en una ley provincial, advirtiendo que la medida fue sugerida a los legisladores por los acopiadores no por los ambientalistas.
El consejo de Oldani y de ambientalistas es disminuir la presión de pesca con menores cupos de exportación y agrandar la abertura de la malla. “En este “veranito’ que tuvimos, cuando hubo mayor control, se demostró que la recuperación del recurso es bastante rápida. No hay que esperar cuarenta años, sino que en dos o tres años se puede recuperar. Si nos demoramos en la toma de medida, o si vienen condiciones ambientales desfavorables (menos agua, o creciente extraordinaria) se prolonga más la recuperación o podría anularla completamente”.
A la hora de establecer las causas del escaso recurso señala no sólo a la pesca, sino la contaminación y las represas.
“El del surubí es uno de los casos en que se termina la especie con una captura incidental -el esfuerzo está dirigido a otra-. De todas maneras, lo pescan igual. El surubí es grande, tiene un área de distribución enorme, está muy impactada, Yacyretá le hizo perder el 44% del área de reproducción, demora años en reproducirse y tiene un crecimiento lento. El sábalo se reproduce 8 a 10 veces para dejar descendiente y el surubí necesita 20 ó 30 porque tiene una enorme pérdida de larvas y es más vulnerable a redes, enfermedades y al frío”.
El especialista recomienda acentuar el cuidado en la especie. “Está en una declinación terrible, nos estamos quedando sin reproductores. Lo peor es que los biólogos que ayudan a tomar decisiones no saben lo que está pasando. No puede ser que no se tomen medidas con el surubí y no aparecen las medidas porque muchos biólogos no entienden como funciona el sistema y esto lo dejan escrito en sus escritos”.
También destacó que tampoco se han recuperado el pacú ni el manguruyú y además del sábalo y el surubí el dorado se encuentra cada vez menos en los ríos. Los que sí se han salvado hasta el momento son amarillos y moncholos porque tiene “otro nivel trófico, otra vía de energía, son especies más chicas, no se las captura con redes y están en un ambiente donde no se utiliza red para la pesca”.
Fuentes: Norberto Oldani / Diario El Litoral / Región Norte Grande / Diario UNO
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